Competencias de Lindy Hop

Su historia, importancia y una manera de pensarlas.

Lindy Hop y Competencias: Un poco de Historia

Para la gran mayoría de las personas que lo bailamos, el Lindy Hop es ante todo un baile social: bailamos improvisando con amigos y desconocidos por el placer que sentimos al hacerlo. Y sin embargo, el origen, historia y desarrollo de este baile están indisolublemente ligados a un ámbito algo distinto del baile social: la competición y la performance.

De acuerdo al mito fundacional, este baile se originó y fue bautizado como “Lindy Hop” en 1928 nada menos que en una maratón de baile —una competencia centrada en la resistencia física (1). Los responsables fueron el gran bailarín Shorty George y su compañera Mattie Purnell (2).

Este film (1929) retrata una competencia de baile donde podemos ver a Shorty George demostrando su Lindy Hop (tercera pareja).

Años más tarde, en 1935, el grupo de Lindy Hoppers de Shorty George (hasta entonces considerado “el Rey del Lindy Hop”) fue derrotado en una batalla de baile por un grupo de bailarines más jóvenes, los Whitey’s Lindy Hoppers, que reunía figuras como Leon James, Norma Miller o Frankie Manning. De hecho, en esta misma épica competencia el Lindy Hop experimentó una de sus transformaciones más radicales, cuando Frankie Manning y Frieda Washington realizaron por primera vez un paso aéreo, unos de los movimientos más característicos y definitorios de este baile (3).

Recreación de la competencia de 1935, y la transformación del Lindy Hop.

Los Whitey’s Lindy Hoppers llegaron a transformase gradualmente en una compañía profesional de baile, presentándose con las mejores bandas de Jazz de la época, participando de shows en Broadway, realizando giras alrededor del mundo y plasmando su arte en una decena de films de Hollywood. Desde un comienzo, el desarrollo de este grupo (el más importante en toda la historia de nuestro baile) estuvo marcado por la incansable preparación para demostraciones y sobre todo competencias de baile.

En la película Hellzapoppin’ (1941) los Whitey’s Lindy Hoppers realizan una de las mejores escenas de Lindy Hop de todos los tiempos.

 

En el Savoy Ballroom, el salón de baile que reunía a los mejores bailarines de Lindy Hop y donde tocaban las mejores Big Bands de Jazz & Swing de la época, regularmente se celebraba el Saturday Nite Lindy Hop Contest, una famosa competencia-espectáculo para la cual los bailarines más entusiastas se preparaban toda la semana, todas las semanas.

Ahora bien, la competencia más importante en esta época era el Harvest Moon Ball, que se realizaba una vez al año en el Madison Square Garden de New York y a la cual asistían miles de espectadores. Según nos cuenta Sugar Sullivan (que logró ganar obtener el 1er lugar en 1955, luego de años intentándolo), quien ganaba el Harvest Moon Ball pasaba automáticamente de ser un bailarín amateur a uno profesional; la pareja ganadora, además de recibir un considerable premio en dinero, firmaba contratos para apariciones en shows de T.V., películas, giras o espectáculos.

 Estos son algunos registros de la competencia Harvest Moon Ball, que se realizó durante varias décadas.

Sugar Sullivan & George Sullivan bailando en un programa de T.V., luego de ganar el Harvest Moon Ball de 1955.

 

Las competencias de Lindy Hop en la actualidad

Aunque el Lindy Hop sea principalmente un baile social, actualmente las competencias siguen siendo un elemento muy importante dentro de la comunidad swing, y esto a distintos niveles.

A nivel de las distintas comunidades de Lindy Hop, las competencias locales suelen funcionar como un gran incentivo para que los bailarines se preparen, se motiven y reunan a practicar, sacar pasos, afinar movimientos o corregir ciertos aspectos de su baile, etc., todo lo cual conlleva a que estos bailarines, con absoluta independencia del resultado que obtengan en la competencia, mejoran su baile.

Por otra parte, a un nivel más global, los bailarines más influyentes (esos que enseñan y se presentan en los festivales y workshops más importantes, y que a través de YouTube todos miramos, admiramos, analizamos, comentamos, usamos como inspiración o… derechamente imitamos) suelen ser aquellos bailarines que han participado y obtenido buenos resultados en las principales competencias, tales como ILHC (International Lindy Hop Championships), o la Savoy Cup.

ILHC es el mayor evento de competencias de Lindy Hop actualmente. Esta es la final de NORMAlizer, una competencia que pretende recrear el espíritu de la competencia Harvest Moon Ball, y que fue nombrada en homenaje a la bailarina Norma Miller (4).

 

¿Para qué competir? ¿Cuál es el objetivo?

¿Cuál es el objetivo de entrar a una competencia? La respuesta más obvia parece ser: ganar.

Sin embargo, si reflexionamos un momento nos daremos cuenta esta respuesta no tiene mucho sentido, y que nuestro criterio de éxito no debe ser ganar la competencia. ¿Por qué? Porque “ganarle a otros” es algo que en rigor no está en nuestras manos.

Si uno puede o no ganarle a otros competidores es algo que en parte depende de uno, pero en gran medida depende de otros: de quienes son los otros  competidores, del tiempo que han podido destinar a practicar y las condiciones en que han podido hacerlo, del “talento natural” del que disponen, etc. Y el punto es: si este objetivo no depende principalmente de uno mismo, entonces no es objetivo muy inteligente ni muy sano.

Supongamos que me preparé lo mejor que pude, realmente, y mejoré relevantemente en el proceso… pero aún así quedé en último lugar. Creo que no tiene ningún sentido afligirme, pues si hice todo lo posible, el resultado ya no dependía de mí; simplemente ocurrió que todos los otros competidores eran demasiado buenos. Supongamos, por otra parte, que prácticamente no me preparé para la competencia, pero como esta vez solo se inscribieron bailarines más inexpertos que yo, quedé en primer lugar. ¿Tiene sentido alegrarme o sentirme orgulloso de esto? Dudosamente.

Peor aún, ganar la competencia es un objetivo es demasiado particular: se gana o no se gana en una fracción muy pequeña de tiempo (ciertos minutos de cierto día), con un estado anímico determinado, bailando ciertas canciones, contra unos competidores particulares, y en relación a la opinión de ciertos jueces…

¿Y entonces? Un objetivo más inteligente, relevante y general es: mejorar uno mismo.

Este es un objetivo que claramente depende de mí: depende de si practico, de cómo lo hago, de cuánto de mi tiempo libre le destino, etc. Sin importar en absoluto mi desempeño en relación al resto, llegar a ser mejor de lo que soy hoy día es algo que está en mis manos completamente, y además es un objetivo más global: mi éxito en el proceso no está determinado por cómo lo hago en una instancia en particular, en los minutos específicos de la competencia, sino que por cómo en general mi baile está después de la competencia en comparación a cómo estaba al momento en que decidí comenzar a prepararme para esta competencia. ¿Mejoré? Entonces todo bien. En este sentido, aunque me descalifiquen o me quede con el último lugar… aún puedo “ganar” al participar de una competencia.

Como un tip: creo que es más inteligente aún si a este objetivo general le damos un contenido más específico. De todo mi baile, ¿qué me gustaría mejorar: ciertos movimientos, mis recursos de footwork, mis brazos, mis nervios y ansiedad, mi expresividad o teatralidad? Darle ese contenido más específico me permitirá tener un criterio de éxito más objetivo, y planificar mi proceso de manera más eficiente (5).

La competencia como un juego que motiva

Ahora bien, si solo quiero ser mejor que yo mismo, ¿para qué meterme en una competencia? ¿para qué competir con más gente?

Cierto, es un poco raro… pero a la vez muy evidente. Podemos entender todo esto como una especie de juego. Al meternos a una competencia uno juega a que (uno finge, hace como si) el objetivo es ganar al resto y obtener el 1st place… pues jugar a este juego y prepararse para competir con otros suele proveer la motivación necesaria para trabajar en nuestro baile, y terminar por cumplir con el objetivo mayor, más inteligente e importante, que es mejorar uno mismo. La competencia es una especie de ficción, juego o auto-engaño para motivarnos, es una excusa perfecta para practicar y llevar nuestro baile a otro nivel.

En este sentido, tomarnos en serio el juego de competir puede ser muy útil para mejorar, pero al final del día debemos recordar que la competencia no era sino eso: un juego, una ficción, un como si… y que lo realmente importa no es el resultado de la competencia, sino lo que crecimos en el proceso.

Desde luego, no es que las competencias sean la única manera de motivarnos para practicar y mejorar… ni que todo el mundo necesita esta forma de motivación… pero es una manera que usualmente funciona para la mayoría de la gente.

Notas al pie

(1) Recomiendo este video sobre las Maratones de Baile.

(2) En estos dos artículos Harri Heinila discute el rol de Shorty George y Mattie Purnell en la creación y bautizo del Lindy Hop:

The Creators of The Lindy Hop: George ’Shorty’ Snowden and Mattie Purnell

Updates to George ‘Shorty’ Snowden’s Birthday and His Role in the Beginning of the Lindy Hop

(3) Aquí pueden escuchar la historia de la boca del mismísimo Frankie.

(4) Aquí pueden leer sobre NORMAlizer.

(5) Para algunas valiosas recomendaciones sobre competencias de baile, recomiendo este video 10 Tips for Swing Dance Competition de Bobby & Annabel.

P.S. Este artículo fue originalmente escrito y publicado el 2018, cuando enseñábamos en otra escuela.

¿Qué piensas tú sobre las competencias? Déjanos tus opiniones y comentarios.

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